El concepto de escasez
La escasez del tiempo y de los recursos nos obliga a escoger, entre distintas posibilidades, aquellas a las cuales damos mayor importancia, aquellas que preferimos por sobre otras. Es como si ordenáramos nuestras opciones de gasto en una lista por orden de importancia. Eso se llama priorizar.
No podemos volar en avión y al mismo tiempo tomar sol en la playa; o estar simultáneamente en Santiago y en Arica. Estos ejemplos tan simples y obvios ponen de relieve la necesidad de escoger qué vamos a hacer con nuestro tiempo. Del mismo modo, si disponemos de $1.000 pesos, tendremos que decidir qué hacer con ellos, eligiendo entre las diversas posibilidades de gastarlos: algunos viajes en Metro _que serán más si los hacemos en horario bajo_ o algunos viajes en bus; o chocolates o maní; o ahorrarlos, es decir, guardarlos para usarlos más adelante; o una combinación de varias de estas posibilidades.
Este problema lo enfrentamos no solo cada uno de nosotros, sino también nuestras familias, el Gobierno, las empresas. Las familias deberán escoger cómo gastar sus ingresos y los préstamos a los que puedan tener acceso para satisfacer mejor las necesidades familiares. El Gobierno tendrá que proponer al Congreso un presupuesto de gastos en el que deberá escoger qué hacer con los recursos de que dispone, incluidos los préstamos que pueda pedir. Las empresas deberán decidir qué y cuánto producir de los diferentes productos con los recursos con que cuentan, incluidos también los recursos adicionales que puedan obtener por distintas vías.
Nadie se escapa de la necesidad de escoger. Ni aun la persona más rica del mundo puede tener o hacer todo lo que desea. Por ejemplo, dicha persona no podrá estar en Santiago y en Arica al mismo tiempo, ya que este es limitado; tendrá, pues, que escoger dónde ir primero y dónde después. El tiempo nos restringe a todos, sin excepción; restringe nuestras posibilidades de escoger libremente lo que quisiéramos hacer. El tiempo es una “restricción”.
Igualmente, la disponibilidad de recursos (ingresos, préstamos, cosas que podamos vender) es limitada. Nadie tiene recursos infinitos, pero aquí la limitación no es igual para todos. Algunos tienen más recursos que otros y, por tanto, pueden lograr adquirir más cosas que otros para satisfacer sus necesidades: en buenas cuentas, tener $2.000 pesos es mejor que tener solo $1.000, pero eso no evita la necesidad de elegir cómo gastarlos. Los recursos son otra restricción a la libertad de elegir: no puedo elegir lo que no puedo obtener.
Frente a esta limitación del tiempo y de los recursos, las personas tienen necesidades que satisfacer tales como: alimentación, vestuario, educación, cuidado de su salud, lugar donde vivir, tiempo de descanso, etc. Estas necesidades, en general, no estarán nunca satisfechas plenamente porque el tiempo y los recursos no alcanzan para ello. Lo mismo ocurre con los países.
Si bien es posible transitoriamente tomar préstamos para gastar más que los recursos disponibles, en algún momento habrá que pagar el préstamo, y entonces habrá que gastar menos para dejar un cierto excedente para pagar la deuda. Por ejemplo, si una familia dispone de $50.000 pesos mensuales como ingreso, puede gastar más que eso pidiendo un préstamo, que pagará en cuotas.
Cuando usa el préstamo, gastará más de los $50.000 que tiene cada mes, pero cuando empiece a pagar el préstamo, tendrá que gastar menos de $50.000 en satisfacer sus necesidades para destinar la diferencia a pagar las restantes cuotas del préstamo.
Los países tienen necesidades de salud, educación, obras públicas, asistencia a los más necesitados, defensa y muchas otras. Es imposible satisfacerlas todas porque los recursos no alcanzan ni aun en los países más ricos. Entonces, los países también tienen que escoger cómo gastar sus recursos para satisfacer las necesidades de la población de la mejor manera posible.
Así, la escasez del tiempo y de los recursos nos obliga a escoger, entre distintas posibilidades, aquellas a las cuales damos mayor importancia, aquellas que preferimos por sobre otras. Es como si ordenáramos nuestras opciones de gasto en una lista por orden de importancia. Eso se llama priorizar.
Material extraido del libro Economía para todos de Carlos Massad.
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